Ningún artista en la historia de la música country ha tenido una carrera artística menos definida y más diversa que Marty Robbins. A lo largo de sus 30 años de trayectoria ha sido capaz de desenvolverse -con éxito- en muy diferentes estilos: a mitades de los años 50 se mostraba próximo a la música rock (añadiendo el sonido del fiddle a temas de Chuck Berry o Little Richard). No obstante, a finales de esa misma década obtenía éxitos con canciones al estilo pop como "A White Sport Coat (And a Pink Carnation)."
Casi simultáneamente, en 1959 firmaba su famosa canción "El Paso," convirtiéndose en el padre de las llamadas "gunfighter ballads". Pero también alcanzó éxitos en el mundo del blues, también nos dejo su legado en el género gospel, rockabilly, música hawaiana o en el de las melódicas baladas... estamos pues ante un auténtico todoterreno de la música. Al mismo tiempo se adentra en el mundo de los negocios (incluido su propio sello Robbins) y participa como actor en algunas películas del género western, adoraba los mitos y leyendas de la épica del oeste. Simultaneará su exitosa carrera musical con otro de sus hobbys: las carreras de coches, hasta llegar a competir en la famosa carrera NASCAR.
En marzo de 1974 tuvo el inmenso honor de ser el último artista en actuar en el legendario Ryman Auditorium y una semana más tarde fue el primero en actuar en las nuevas instalaciones en the new Grand Ole Opry House. Era la expresión del reconocimiento y del tributo de la familia country a su estupenda trayectoria artística. Nos ha dejado un legado inmenso, incluidos 94 country hits, y demostrado que la música country puede ser más ecléctica de lo que muchos puedan pensar.
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