Cuando sólo tenía 18 años, su padre le entregó una lista de 100 temas imprescindibles de la música country en la que se incluían desde Jimmie Rodgers hasta el propio Bob Dylan. Ahora Rosanne edita un disco con 12 de aquellos títulos imprescindibles de la mano de su pareja, el productor John Leventhal.
Es evidente que los gustos y el estilo de Rosanne no tienen mucho que ver con los de su padre, esta lista de temas seleccionados la sirven más bien como homenaje a la labor de composición en la música country y su impacto durante tantas décadas. Son canciones atemporales como "Sea of Heartbreak" de Don Gibson (una interesante nueva versión), "I’m Movin' On" de Harlan Howard o el "Silver Wings" de Merle Haggard que nos hablan del dolor y los problemas de la gente válidos en cualquier tiempo y lugar.
En el apartado sonoro ha apostado por un sonido más urbano (y menos rural) con algunos toques jazz que nos recuerdan a Owen Bradley y Norah Jones por igual, aunque manteniendo la esencia de temas que en muy pocos casos resultan mejorables. Como ya le ocurría incluso a su propio padre -el gran Johnny Cash- y a otros artistas que figuran en esa lista, Rosanne con ese acento tenue y entonación exigente no ha tenido nunca un encaje fácil dentro de los parámetros de la música country.
No es difícil comparar este disco que incluye versiones de temas clásicos (que podían estar incorporados perfectamente al Great American Songbook) con otras propuestas similares editadas recientemente por Tanya Tucker o Patty Loveless. Aún faltan 88 canciones por descubrir de esa lista original ¿Las llegaremos a conocer?
Es evidente que los gustos y el estilo de Rosanne no tienen mucho que ver con los de su padre, esta lista de temas seleccionados la sirven más bien como homenaje a la labor de composición en la música country y su impacto durante tantas décadas. Son canciones atemporales como "Sea of Heartbreak" de Don Gibson (una interesante nueva versión), "I’m Movin' On" de Harlan Howard o el "Silver Wings" de Merle Haggard que nos hablan del dolor y los problemas de la gente válidos en cualquier tiempo y lugar.En el apartado sonoro ha apostado por un sonido más urbano (y menos rural) con algunos toques jazz que nos recuerdan a Owen Bradley y Norah Jones por igual, aunque manteniendo la esencia de temas que en muy pocos casos resultan mejorables. Como ya le ocurría incluso a su propio padre -el gran Johnny Cash- y a otros artistas que figuran en esa lista, Rosanne con ese acento tenue y entonación exigente no ha tenido nunca un encaje fácil dentro de los parámetros de la música country.
No es difícil comparar este disco que incluye versiones de temas clásicos (que podían estar incorporados perfectamente al Great American Songbook) con otras propuestas similares editadas recientemente por Tanya Tucker o Patty Loveless. Aún faltan 88 canciones por descubrir de esa lista original ¿Las llegaremos a conocer?
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